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(Este escrito, publicado originalmente en el periódico Claridad a fines de 2002, fue distribuido como folleto independiente por el Comité Contra la Guerra. Su propósito era orientar y estimular, dentro de la izquierda y el independentismo puertorriqueño, oposición a la campaña pro guerra que desarrollaba la administración Bush en ese entonces, sobre una invasión a Irak.)

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El 26 de octubre de 2002, en Washington, D.C., 200,000 manifestantes denuncian la guerra contra Iraq.
 El petróleo, la guerra contra Iraq
 
y los bolcheviques
 
 
Por Tomás Soto
San Juan, Puerto Rico

De acuerdo al periódico New York Times (NYT) del 9 de noviembre: “Expertos dicen que Irak, segundo país en el mundo en reservas de petróleo después de Arabia Saudita, podría producir 112,000 millones de barriles al día”, si los Estados Unidos tomara el control de ese país e instalara un régimen que entonces “le cediera” los derechos de exploración, explotación y distribución a las multinacionales petroleras estadounidenses.

Si multiplicamos 112,000 millones de barriles por $25.50 (actual precio de un barril de petróleo crudo) y calculamos la cifra para 365 días, el resultado es: 1,042,440,000 millones de dólares de ingreso bruto anual. En el mismo artículo otros expertos estiman que la producción de petróleo bajo el control de compañías norteamericanas, utilizando equipo moderno, ¡podía ser 300,000 millones de barriles de petróleo al día!

Este es el factor determinante - súper ganancias - en las consideraciones del imperialismo norteamericano, especialmente a luz de su creciente y extendida recesión económica que ya dura más de 4 años.

Fundamentalmente, la guerra que se desarrolla contra Irak no tiene que ver con el terrorismo, ni con las armas de destrucción masiva, ni con los derechos humanos de los iraquíes o la autodeterminación de los kurdos o cualquier otro tema que deseen usar como excusa, pero sí tiene que ver con las súper ganancias proyectadas en trillones de dólares – si las multinacionales petroleras estadounidenses pueden apoderarse de esa región en forma exclusiva para colonizar al pueblo de Irak.

Oposición mundial a la guerra 

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El 27 de octubre de 2002 – Barcelona, España.

Es notable que aún antes de que la guerra comience se han llevado a cabo grandes manifestaciones en su contra. En Florencia, Italia el 9 de noviembre un millón de personas de toda Europa manifestaron su repudio a la guerra denunciando a Bush y su administración con la consigna: “Bush, Asesino, No Ataques a Irak”.

En Londres el mes anterior 200,000 protestaron contra el involucrarmiento del gobierno inglés (principal aliado de EE.UU.) en la agresión contra el pueblo iraquí.

Las mayores protestas se han realizado en los países imperialistas. En Francia y Alemania cientos de miles han denunciado la guerra contra Irak. También se han llevado a cabo manifestaciones en Argentina, Australia, Bélgica, Canadá, Chile, Corea, Dinamarca, El Salvador, España, Euzcadi, Islas Filipinas, India, Japón, México, Nicaragua, Puerto Rico, República Dominicana, Suecia, etc., y por supuesto en todos los países árabes.

En EE.UU. el 26 de octubre 200,000 personas marcharon en Washington, D.C., reuniéndose en el monumento a los veteranos de la Guerra de Vietnam. En San Francisco 100,000 denunciaron la guerra. De suma importancia es el hecho que los dirigentes de estas protestas son socialistas y entienden que la lucha en contra de la guerra es parte integral de la lucha en contra del capitalismo. Representantes de la clase trabajadora alrededor del mundo están en alerta, preparándose a enfrentar la guerra.

Ocupación militar y colonización de Irak

El NYT reporta que el presidente Bush ya aprobó un plan de ataque en contra de Irak. Comenzaría con bombardeos de toda índole: mísiles, bombas inteligentes y convencionales, seguido por asaltos masivos por aire, tierra y mar involucrando entre 200,000 y 250,000 tropas. Oficiales del Pentágono han dicho que adicionalmente anticipan movilizar a 265,000 miembros de la Guardia Nacional y Reservas, al servicio militar activo. Y hasta se está considerando imponer el servicio militar obligatorio.

 “La Casa Blanca ha desarrollado un plan detallado, basado en el modelo de ocupación militar de Japón durante la post-guerra, para instalar en Irak un gobierno militar dirigido por los EE.UU. - si los americanos logran derribar a Saddam Hussein...” - NYT 11 de noviembre.

“En la fase inicial Irak sería gobernado por un jefe militar americano - posiblemente el General Tommy Franks jefe supremo de las fuerzas en el Golfo Pérsico o uno de sus subordinados - que asumiría un papel semejante al que jugó el General Douglas MacArthur después que Japón se rindió en el 1945...”.

Se ha establecido “La Comisión Para el Futuro de Irak” compuesta de profesores, abogados, economistas, ingenieros, inversionistas de todo tipo, administradores y asesores militares, etc., para crear nuevas estructuras económicas e instituciones en el Irak "nuevo". Este tipo de comisión se estableció en la parte sur de Vietnam en el 1959 cuando la administración estadounidense creó artificialmente "La República de Vietnam".

Como podemos observar, lo que se está planificando en torno a Irak es la colonización de ese país. ¡Qué claros son los medios de comunicación imperialistas en orientar a su clase social, cuando el premio en contienda es de altísimo valor y la clase dominante está determinada! Pero la intervención de los trabajadores a nivel mundial, especialmente en los EE.UU., puede derrotar todas esas proyecciones.

 Los EE.UU. ya tiene más de 50,000 tropas en la región. El 4 de noviembre Marge Holtz, portavoz del “Military Sealift Command”, informó que tres barcos de transporte (más grandes que portaaviones) estaban en ruta al Medio Oriente - la USNS Bellatrix, la USNS Bob Hope y la USNS Fisher - cada uno con la capacidad de transportar 58 tanques Abrams, 48 vehículos de carretera, y más de 900 camiones militares, etc. Ocho de estos barcos gigantescos ya han llegado al Medio Oriente. Varias portaaviones con sus complementos de barcos de guerra están en el Golfo Pérsico y adicionalmente más de 400 aviones de guerra están destacados en países vecinos a Irak, en Kuwait, Arabia Saudita, Turquía y otros. Bases militares como la de Diego García de Inglaterra poseen grandes cantidades de equipo y armamentos.

El aporte del gobierno de Puerto Rico es significativo

El aporte del gobierno colonial de Puerto Rico en esta agresión es reconocido. Las prácticas militares llevadas a cabo en Vieques y Puerto Rico: los bombardeos, las invasiones terrestres, el uso de armas químicas, biológicas y radioactivas, y los vuelos nocturnos de aviones de transporte y espionaje como el que se accidentó en Caguas en agosto y la explosión de otro en septiembre, que volaba sobre Vieques practicando la transferencia de combustible por aire – forman parte de los preparativos de guerra contra Irak. 

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El 26 de octubre en Berlín, Alemania. La pancarta (en tres idiomas) lee: “Paremos la Guerra Antes Que Comience”.

Más de cien mil (100,000) puertorriqueños están en las fuerzas armadas de EE.UU., la mayoría de estos jóvenes se enlistaron por no tener esperanza de obtener un buen empleo en la sociedad civil. Y miles más en la Guardia Nacional y Reservas han sido activados y enviados al Medio Oriente. La expresión de la gobernadora Sila Calderón en el momento que EE.UU. realiza su campaña belicosa contra Irak, de que “Apoyamos completamente la guerra en contra del terrorismo”. No es una frase vacía.

La burguesía de Puerto Rico es una extensión de la burguesía imperialista de los EE.UU., y sus partidos: el Partido Popular Democrático y el Partido Nuevo Progresista son caricaturas de los partidos capitalistas norteamericanos, el Demócrata y Republicano. Todos apoyan la guerra.

Por eso no fue completamente sorprendente cuando Chris Mathews, en su bien conocido programa de televisión “Hardball”, el 8 de noviembre, comenzó su entrevista a dos generales del Pentágono con la interrogante: “¿Cómo vamos a proteger las tropas de EE.UU. y Puerto Rico en el Medio Oriente?”. Aunque esta representación sea desmedida la referencia está clara.

La lucha por sacar la Marina de Vieques no es sólo una gestión para traerle paz a ese pueblo y reconquistar un poco de nuestra soberanía. También es un acto de solidaridad internacional que es apreciado por toda la humanidad progresista que se opone a la guerra y a la intervención.

Todos los planes de guerra en contra de Irak fueron desarrollados meses (en realidad años) antes que el Congreso de Estados Unidos adaptara una resolución autorizando la guerra contra Irak y antes que de que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas aprobara otra resolución sobre nuevas inspecciones, etc.

Resistencia anti-guerra en la década de los 1960's y 70's

Recordemos la resistencia que generó la guerra de EE.UU. en contra del pueblo de Vietnam, los cientos de miles de jóvenes que abandonaron a ese país para no ser utilizados como asesinos en contra de un pueblo hermano. Recordemos las miles de huelgas y protestas estudiantiles, los motines y hasta conflictos armados, la resistencia adentro del propio ejército estadounidense - las deserciones y rebeliones en cárceles militares - y las gigantes manifestaciones de millones que literalmente rodearon la Casa Blanca sacudiendo a ese gobierno para que detuviera su agresión criminal.

Esa agresión causó la muerte de 54,000 soldados americanos, miles de ellos boricuas, mientras los vietnamitas sufrieron 2 millones de bajas y dos millones más desaparecidos. Además del costo humano, la economía de ese bello país fue casi completamente destruida: sus fábricas y agricultura, sus carreteras, viviendas y ciudades, sus ríos, puertos, presas y ambiente natural contaminado por décadas con agentes químicos y biológicos. Pero al fin la liberación histórica del pueblo vietnamita no se pudo detener. Los planes para la colonización de Vietnam fueron derrotados por la resistencia heroica de ese pueblo y la solidaridad internacional.

Los bolcheviques y la guerra

De todas las actividades humanas destructivas, la que más transforma la conciencia de las masas es la guerra imperialista, especialmente si involucra las vidas de los hijos de la clase trabajadora, como podría ser la agresión que prepara la administración Bush en contra del pueblo de Irak.

Muchos creen que la primera revolución socialista duradera, la Revolución Bolchevique del 1917, no hubiese sido posible sin la Primera Guerra Mundial. Sin precedente en la historia, las matanzas de esta guerra imperialista fueron devastadoras y la destrucción de propiedad y riquezas tan vastas que en todos los países beligerantes impulsó una amplia y contundente resistencia de las masas trabajadoras.

Provocó situaciones revolucionarias en los países capitalistas dirigentes. Produjo luchas revolucionarias en Alemania, Italia, Hungría e impulsó un resurgimiento revolucionario en Francia. Motines de soldados se registraron en los frentes de guerra. En Inglaterra un potente movimiento hacia la izquierda se desarrolló como consecuencia.

Y en Rusia, un país subdesarrollado semi-feudal y capitalista con colonias, que también participaba en la guerra imperialista, los obreros y campesinos bajo el liderato de Lenin y los bolcheviques detuvieron la guerra del gobierno burgués ruso, derribándolo y tomando el poder en el proceso.

La guerra en sí no llevó a los obreros y campesinos bajo el liderato de los bolcheviques al poder, pero sí aceleró todos los procesos sociales, políticos y económicos que existían en tiempos de paz – situación que también podría ocurrir en EE.UU. y sus colonias si la guerra se prolonga y cobra un número significativo de bajas.

Bolcheviques prepararon resistencia contundente

Comprendiendo que la guerra imperialista se acercaba, Lenin y los bolcheviques intercedieron sin descanso para que los socialistas de la Internacional entendieran que la lucha en contra de la guerra es inseparable de la lucha de clase para derrotar el capitalismo, de hecho es su prueba de acero, y no sólo una contienda pacifista.

En anticipación a la guerra, los socialistas celebraron varias conferencias internacionales anti-guerra, entre ellas: en Stuttgart, Alemania (1907), en Basilea, Suiza (1912) y la conferencia de Zimmerwald, Suiza (1915) celebrada durante la guerra, después que millones de trabajadores habían sido matados.

Estas conferencias tenían como propósito unir a los partidos obreros y socialistas, y desarrollar un proyecto de acción común en contra de la guerra.

Bolcheviques, en la vanguardia contra la guerra

Los bolcheviques osadamente propusieron estrategias de oposición y tácticas específicas a seguir por los trabajadores y partidos socialistas de Europa y de todo el mundo. Y cuando nos referimos a los bolcheviques incluimos a las ramas del partido en todas las partes de Rusia, especialmente en sus colonias internas, y en otros países donde tenían agrupaciones de trabajadores aliados a su tendencia.

Estas conferencias no eran meros foros para debatir ideas en abstracto. Dirigentes destacados de toda Europa y aún de otros continentes de tan lejos como los EE.UU. y Japón participaron.

Los bolcheviques, especialmente Lenin, gozaban de un gran prestigio debido al impacto de la Revolución Rusa del 1905 y las luchas que Lenin llevó a cabo en defensa del marxismo en el interior de su partido y aún dentro de la misma Internacional Socialista.

En el último congreso de la Internacional Socialista antes de la guerra, celebrado en Basilea en 1912, fue Rosa Luxemburgo con el apoyo de Lenin y otros bolcheviques que propuso la enmienda a la resolución final para que leyera: “Si la amenaza de guerra se asoma, es el deber de las clases trabajadoras y de sus representantes parlamentarios en los países participantes, apoyados por las actividades coordinadoras del Buro de la Internacional Socialista, ejercer todo esfuerzo para prevenir el lanzamiento de la guerra...”. 

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Alexander Kerensky Primer Ministro del Gobierno Provisional ruso pidiéndole a sus tropas a que continúen la guerra.

“Si de cualquier manera la guerra comienza, el deber (de los trabajadores – T.S.) es intervenir a favor de su terminación rápida y con todos sus poderes utilizar la crisis económica y política creada por la guerra para movilizar al pueblo y acelerar la caída del dominio capitalista...”. (Énfasis en el original.)

Más claro no canta un gallo.

Desafortunadamente después que la guerra comenzó casi todos los representantes parlamentarios de la socialdemocracia, contrarios a los bolcheviques y sus aliados (Rosa Luxemburgo - Polonia, Karl Liebknecht - Alemania, Ljattchevitch y Katzlerovitch - Serbia, Monatte - Francia, y otros), votaron a favor de los créditos de guerra, permitiendo que los gobiernos burgueses de sus países autorizaran fondos para el conflicto.

Esta traición destruyó la solidaridad internacional de la clase trabajadora en Europa y permitió que los capitalistas colocaran a trabajadores contra trabajadores en esa lucha sangrienta. La convocatoria revolucionaria del Manifiesto de Basilea de utilizar la guerra para derrotar el sistema capitalista fue aplastado con la sangre de millones de trabajadores.

Sólo después de esta gran derrota fue que se llegó a celebrar otro congreso de la Internacional en el 1915, en Zimmerwald, Suiza. En medio de la guerra, donde el caos y la dificultad dominaban: Desintegración en las filas proletarias, miles de opositores a la guerra arrestados, dificultades en la comunicación, etc., se convocó el congreso.

Cuarenta delegados de 11 países asistieron. Lo que surgió en Zimmerwald fue verdaderamente histórico. La pregunta más importante durante una guerra es: ¿cómo pararla?

La repuesta de los bolcheviques fue: Luchar en contra de la guerra utilizando todo modo necesario con el fin de convertirla de una guerra entre los gobiernos capitalistas a una guerra de los trabajadores en contra de los capitalistas.

Obreros resisten la guerra

A medida que los trabajadores y campesinos rusos ponían en práctica el programa teórico de los bolcheviques, llevando a cabo la resistencia determinada y amplia a la guerra, el prestigio de los bolcheviques creció por toda Europa y el mundo.

Cuando los bolcheviques y Lenin llegaron a Zimmerwald ya habían formulado la tesis programática necesaria para ponerle fin a la guerra imperialista. Vinieron ideológicamente armados con el panfleto “El Socialismo y la Guerra” con referencia a la proposición “Sobre la Derrota del ‘Propio’ Gobierno en la Guerra Imperialista”.

En poco tiempo este panfleto fue traducido a francés, alemán y noruego, etc. y distribuido en las ciudades de Berlín, Leipzig, Bremen y otras. De esta manera los bolcheviques fueron consolidando su posición internacionalista revolucionaria, impactando más allá del círculo de delegados en Zimmerwald, y llegando a las bases de las organizaciones socialdemócratas y a los trabajadores más avanzados de Europa.

Sam Marcy* en su libro “The Bolsheviks and War” (Los Bolcheviques y la Guerra) escribe: “Con los bolcheviques, la lucha de clase no cesaba debido al comienzo de una guerra sino que tomaba una forma aún más intensa y vigorosa y tenía que ser llevada adelante hasta el fin.

“Cuando ocurre la primera revolución rusa que derrotó al zar en febrero del 1917, entre los líderes mencheviques nunca se pensó verdaderamente en parar la guerra o en derrotar el dominio de la burguesía. Pero el método de Lenin fue de continuar la lucha de clase y asegurar que el gobierno no continuara la guerra, de parte de la burguesía.

“Sobre cada cuestión, no importa cuan pequeña, el asunto siempre se reducía a la actitud hacía la burguesía. Cómo ganar a los campesinos a distanciarse de los terratenientes y alistarlos al lado del proletariado. Cómo ganar secciones de la pequeña burguesía. Cómo motivarlos todos bajo el lema de la clase trabajadora y separarlos de la burguesía...”.

Nuestra tarea está clara. Preparemos una resistencia en contra de la guerra imperialista contra Irak. Nuestros hijos no se sacrifican por ganancias de petróleo, bases militares de EE.UU. fuera de Puerto Rico.✧

*Sam Marcy es el fundador de Workers World Party (Partido Mundo Obrero), organización en los Estados Unidos que inició las manifestaciones masivas que tuvieron lugar en Washington y San Francisco el 26 de octubre de 2002 oponiéndose a la guerra contra Iraq.

Este ensayo está basado en artículos publicados en el periódico Workers World (Mundo Obrero), el panfleto: “The Bolsheviks and War” (Los Bolcheviques y La Guerra) por Sam Marcy, y la obra de Vladimir Lenin: “El Socialismo y La Guerra”.

Correo electrónico del autor: commentstomassoto@yahoo.ca

 

 
 

 

 
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